En restaurantes, supermercados y hasta en los peajes no falta la pregunta: “¿Dónde están tus hijas?”, algo que evidentemente llena de alegría el corazón del cantante de champeta Kevin Flórez, quien a diario le agradece a sus miles de seguidores por apoyar su carrera y por todo el cariño que le dan a sus hijas, tiene tres, pero en estos momentos las dos mayores, Kishany y Kynasha, se roban la atención en las redes sociales por su gran talento.
“La felicidad de nosotros es la familia, no el dinero. Estoy enamorado de mis hijas. Apoyaría todos los sus deseos, les daría la misma moral que mi papá me dio a mí”, comenta Kevin.
“Kishany quiso practicar patinaje y ahí la hemos estado, apoyando, hay que ver con qué nos sale Kynasha, pero ahí estaré siempre”, finaliza.
Si hay algo que han tenido en común las pequeñas Kishany, de 7 años, y Kynasha, de un añito, desde que nacieron, es la gran energía que han expresado desde bebés. “Kishany causó furor, pero en aquellos años las redes no estaban en el punto de estos momentos, es por esto que Kynasha está más fuerte”, comenta con tono de orgullo el intérprete de ‘La Pikotera’, que asegura que ambas han crecido en mundos distintos.
“Kishany siempre estuvo más cercana al ambiente rapero y fue adquiriendo cosas, por lo que decidí cancelarle eso para que tuviera y viviera más cosas de niña”, expresa.
Cuando nació Kynasha, hace un año, aproximadamente, Kevin y su pareja, Tatiana Pastrana, empezaron a notar el gusto de la pequeña por la música. “Antes de comenzar a caminar, que lo hizo a los 6 meses, yo noté que tenía un movimiento raro y cuando se ponía a llorar yo la cargaba y se calmaba con la música, ahí me di cuenta: le encantaba. Siempre trataba de mover las caderas”, asegura Kevin.
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Fuente:El Universal